viernes, 18 de abril de 2008

Bloques

Antes había muchos terrenos cubiertos de nada, que abarcaban casi toda la superficie del mundo, nada inútil, vacía, carente de todo sentido: simplemente Nada. Fue un tiempo después (después de antes) que comenzaron a anexarse, lentamente, los primeros bloques. Al principio no eran tan coloridos ni entretenidos como los actuales, y se construían de una manera más rudimentaria con materiales poco atractivos, como madera o piedras. Pero si bien eran primitivos, cubrían de un modo elegante y efectivo la gran Nada, y comenzaban a formarse distintas vías de comunicación que los intercomunicaban, de manera que los Hombres pudieran llegar de un bloque al siguiente con el menor contacto posible con la inhóspita Nada.
De a poco, los bloques se fueron embelleciendo, creciendo y evolucionando. Fue, por supuesto, un proceso que ha tomado miles de años de historia humana, y que aún no ha terminado.
Comenzaron a utilizarse materiales de más rápida y fácil manipulación, como los ladrillos, los metales, el cemento, el pavimento, y más tarde, el vidrio y el plástico. Y los Hombres que aún habitaban la Nada, comenzaron a abandonarla gradualmente para instalarse en los bloques, de manera que éstos siguieron (y siguen) creciendo exponencialmente.
De ésta manera, los Hombres fueron constituyendo su propio desierto estéril, y refugiándose dentro de él, cada vez más ajenos a la Nada horrible y amenazante que los había engendrado en tiempos cada vez más olvidados.


Así, se refugiaron y entonces, se miraron los unos a los otros, dentro de éstos bloques, minúsculos espacios del mundo, juntos, muy juntos, apretados, incómodos, asfixiados, y comprendieron que nunca hasta ése momento se habían dado cuenta de lo antihumano que es compartir.

2 comentarios:

Pedro. dijo...

tan anti humano como

morirnos en mano de nosotros mismos

vivir en manos de nosotros mismos

si alguien entiende lo que escribo, cuéntemelo

Nahuel dijo...

Lo antihumano es no compartir.

Andate solo a la selva, olvidate de los bloques (o del lenguaje) y decime si vale la pena.


El egoismo mato a la comunidad y engendro a la sociedad.

La sociedad nos engendro egoistas, y mato al ser humano (que no es social, si no que es comun).